Para fabricar perdigones se emplea una torre, la cual consiste en un edificio diáfano con una estancia superior. En ella, el plomo se calienta hasta que se funde y se mantiene el plomo fundido en unos crisoles. Posteriormente se vierte sobre unas láminas agujereadas o tamiz de cobre desde lo alto de la torre. El plomo se filtra por los orificios de la lámina o tamiz en forma de gotas, es decir, se ponen a gotear gracias a la inestabilidad de Plateau-Rayleigh, de manera similar a como gotea un grifo de agua con un caudal bajo. Así, las gotas de plomo líquido caen más de cuarenta metros a lo largo de la altura de la construcción, hasta terminar en una cuba de agua. Debido al fenómeno físico conocido como tensión superficial, el plomo líquido va formando pequeñas esferas en la caída, mientras se solidifica por enfriamiento en el descenso. Cuando llega al agua, el perdigón ya formado termina por enfriarse y endurecerse del todo.
En la parte inferior se recogen los perdigones en un recipiente con agua para terminar de enfriarlos. Después se secan y se hacen pasar por unos planos inclinados en los que se recuperan los no esféricos para volver a fundirlos. Los perdigones de forma adecuada se clasifican según su tamaño.
Productos
Adaptabilidad del producto
Entendemos que las necesidades del cliente cambian o evolucionan en base a las circunstancias, época o modo de trabajo. Por ello tenemos diseñado un sistema de producción versátil, que nos proporciona que en poco tiempo nuestras máquinas y nuestro personal pueden adaptarse a la producción de nuevos artículos. De esta forma ademas de producir perdigones, también fundimos plomo para mejorar las especificaciones del plomo y obtener perdigones adaptados a las necesidades del cliente.